Proceso de configuración de la figura del diablo en Occidente.
Hinkelammert, afirma que durante dos mil años de era cristiana ha habido suficiente para crear, idear, configurar y creer en un personaje mítico como el Diablo. El autor en su texto afirma que el diablo como él mismo lo concibe, no es una figura histórica única. Aunque no habla del Diablo y las legiones del mal como lo concebimos tradicionalmente desde el catolicismo, si afirma el Diablo ha sido la materialización en un sujeto de los miedos, los peores actos y también los más lascivos placeres de la humanidad.
Las tentaciones de Cristo.
Sandro Boticelli (1480-1482)
Capilla Sixtina
En los ejemplos en los que el Diablo es la figura hecha carne de las tentación hecha a Jesús, a San Antonio o a Santo Tomás hace evidente que este mítico personaje dependiendo de la época -y en estos casos en los ataques a personajes importantes para la consolidación temprana de la cosmovisión cristiana- es lo que pone en peligro dos factores de suma importancia. En primer lugar al ofrecerse a Jesús, pidiéndole que Él lo acepte como su nuevo Dios, a cambio de todo el poder que sobre los hombros de un hombre pudiera ser sostenido jamás, pone en peligro al poder. Al poder divino de la figura de Jesús. En segundo lugar en cuanto a la presentación que el demonio hace de sí mismo como mujer a San Antonio, pone en peligro al poder masculino pilar de una nueva era. Es decir lo que ataca el demonio es tanto a la divinidad creadora de la cuál Jesús desciende, como al misticismo ascético que rechaza parte de la misma naturaleza humana: la sexualidad. El demonio es entonces en ese momento del cristianismo es tanto poder ilimitado, como sexualidad. Cosas que pueden hacer que el Imperio cristiano derrocado por el Imperio Romano, no sea ni acogido, ni respetado, ni idealizado, ni globalizado.
Las tentaciones de San Antonio de Abad.
Anónimo Aragonés (Siglo XV)
Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Para la Edad Media quien pone en peligro tanto a la masculinidad como al poder mismo es la mujer. La mujer antes respetada por curar, ahora se convierte en esa figura despreciable que pacta con Satanás para conseguir sus poderes, su belleza y su sensualidad irresistible. El demonio la encarna, la posee, la doma ya que como ser que proviene de Eva está predestinada a tentar al hombre a cometer dos de los pecados: Dejarse guiar por el placer y pretender estar el nivel de sabiduría del Dios creador. La mujer se convierte en el "chivo expiatorio" -como el término usado por René Girard- en el cual se debe encaminar toda la energía exterminadora de la Iglesia, que ha dejado de ser perseguida para perseguir.
Malleus Malleficarum. El martillo de las brujas.
Siglo XIII
Relación entre modernidad y el Diablo y características de la modernidad nos permiten hablar del Diablo.
Si hablamos de modernidad como el periodo histórico en el cuál el hombre a través del uso de la Razón como Logos, hace importantes descubrimientos e inventos para el movimiento histórico de "avance". La brújula, por ejemplo es el invento que le permite al hombre llegar tan lejos como nunca había imaginado. Surge en este periodo con los descubrimientos de ultramar y una nueva filosofía una nueva concepción del mundo para nada ascética, que por el contrario recibe con felicidad y como señal de Dios la nueva riqueza, el exceso, el oro, la tecnología.
Es en este punto donde al autor afirma que empieza a haber un nuevo rol del demonio. El demonio cambia de sujeto, se invierne su rol. Ahora este personaje es el aliado de la humanidad para alcanzar un nuevo nuevo nivel de avaricia. Ese demonio se convierte en un ser bondadoso y paternal con el hombre. El demonio se extermina y es que no se puede afirmar que es esta figura oscura y malvada la que guía al hombre a que se supere, quién ayuda al hombre a superarse a crecer, a llevar el cristianismo a lugares de la creación no tocados ni imaginados antes por el hombre blanco no es más que Dios. El demonio e convierte en este punto en la figura que como siempre tienta al hombre a su perdición. Quien guía al hombre como "la estrella de la mañana" no es mas Jesús el hijo de Dios, sino Satanás, que se convierte ahora en el nuevo Dios de una humanidad que va rápidamente al destino capitalista que termina por convertir todo lo que en la Antigüedad eran valores, en los nuevos anti-valores. La pobreza, el ascetismo, la entrega ciega a Dios ya no van a ser los pilares del Ethos humano, ahora estos son vistos como el castigo. La pobreza, el maltrato, la inferioridad son producto de una Europa que no cesa de extenderse, de recostarse encima del sufrimiento de los pueblos como América a los que va aniquilando a su paso, al paso del avance de la cristiandad.
Es en este punto donde al autor afirma que empieza a haber un nuevo rol del demonio. El demonio cambia de sujeto, se invierne su rol. Ahora este personaje es el aliado de la humanidad para alcanzar un nuevo nuevo nivel de avaricia. Ese demonio se convierte en un ser bondadoso y paternal con el hombre. El demonio se extermina y es que no se puede afirmar que es esta figura oscura y malvada la que guía al hombre a que se supere, quién ayuda al hombre a superarse a crecer, a llevar el cristianismo a lugares de la creación no tocados ni imaginados antes por el hombre blanco no es más que Dios. El demonio e convierte en este punto en la figura que como siempre tienta al hombre a su perdición. Quien guía al hombre como "la estrella de la mañana" no es mas Jesús el hijo de Dios, sino Satanás, que se convierte ahora en el nuevo Dios de una humanidad que va rápidamente al destino capitalista que termina por convertir todo lo que en la Antigüedad eran valores, en los nuevos anti-valores. La pobreza, el ascetismo, la entrega ciega a Dios ya no van a ser los pilares del Ethos humano, ahora estos son vistos como el castigo. La pobreza, el maltrato, la inferioridad son producto de una Europa que no cesa de extenderse, de recostarse encima del sufrimiento de los pueblos como América a los que va aniquilando a su paso, al paso del avance de la cristiandad.
Representaciones Gráficas de la colonia.
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